¿Y SI JESUCRISTO MURIESE DE VIEJO? (Reflexión esquizofrénica sobre un "hipatético" más allá)

lunes, 12 de abril de 2010



¿Por qué las personas necesitan creer en algo? Es una pregunta con una respuesta sencilla: el temor a lo desconocido nos hace precisar teorías que nos permitan suponer, con más o menos seguridad, qué hay después de la muerte. Y, más concretamente, que tras la muerte hay algo mejor. En retrospectiva, vemos que la religión católica siempre ha pregonado bajo la bandera de la posibilidad de un vida eterna y maravillosa junto a Dios si, y sólo si, se cumplen unas determinadas normas. Comienza aquí el conflicto entre evangelio y negocio: ¿dónde está la diferencia? ¿Hasta qué punto es creíble que para disfrutar de una supuesta vida eterna y feliz haya que cumplir un determinado canon? ¿Por qué un individuo que, por ejemplo, envidia a otro, debería expirar una supuesta culpa? No siempre es culpa de las personas sentir rencor o envidia hacia otras, ¿por qué deberían pagarlo?

Hasta aquí, según mi muy humilde punto de vista, resulta inverosímil el hecho de que deba sufrir o, al menos, no ser plenamente feliz en vida para alcanzar una supuesta felicidad tras la muerte. Pero, claro está, muchos están dispuestos a creerlo por dos razones, a saber:

1. En todo caso, resulta más cómodo para algunos creer en una salvación que en el hecho de dejar de existir y de no ver jamás a los seres amados.

2. Culturalmente, la Iglesia presenta estas teorías sin dar pie alguno a plantearse los porqués. Así pues, siempre es más fácil creer de antemano en lo que se nos dice y no pararse a reflexionar sobre algún tipo de alternativa.

En definitiva, el miedo sigue siendo un poderoso motor comercial que permite conseguir del ser humano una suerte de sumisión que resulta más que rentable. No obstante, si bien otras instituciones religiosas juegan también con la necesidad de seguir unas normas para alcanzar la salvación -pensemos en el Nirvana, la reencarnación o cualquier otro tipo de purificación e inmotalidad-, es la Iglesia la que más ha conseguido multinacionalizar este negocio del miedo.

Es humano verse impotente para aceptar la teoría de que todos dejamos de existir. Lo que no lo es es usar esta impotencia y el temor que la acompaña y a partir de ellas crear un sentimiento de culpa por no seguir la serie de normas necesarias para alcanzar la salvación. "Soy humano", piensan los creyentes, temerosos; "no puedo pasar toda mi vida sin cometer un pecado, es imposible". En ese momento es cuando surge la figura del redentor. Es un ser humano nacido para morir, y ésa es su función. Si un supuesto Mesías hubiese llevado la vida que a todos nos cuentan de Jesucristo pero no hubiese sido sacrificado, a nadie le habría importado. ¿De qué le sirve a la gente saber que un tipo hace más de 2.000 años resucitaba a los muertos? En ese supuesto, no nos está salvando a nosotros. Si, por el contrario, nos cuentan que ese hombre o mujer (sí, ¡mujer!) murió de forma terrible para que nosotros tengamos una parcelita en el más allá, la cosa cambia. ¿A quién le interesa un Jesucristo que murió de viejo? ¿O ahogado en un río? A nadie.

Así pues, lo que este hecho demuestra es que el ser humano no necesita buenas personas a la hora de hablar de metefísica. Necesita héroes. Y necesita que le aseguren que el tal Jesucristo quedó bien rematadito y ascendió a los cielos. Y, una vez más, la Iglesia emplea esa necesidad para sermonear con violentos mensajes de truculencia salpicados aquí y allá con coletillas tipo "la bondad del Señor", "la paz eterna"o "la gloria del Espíritu Santo". Y pretende que nos parezca lógico que el 25 de diciembre cantemos villancicos y nos alegremos de que ha nacido un niño precioso sin pararnos a pensar que en unos años le van a dar para el pelo.

En conclusión, qué se puede decir... Resulta evidente que soy profundamente atea, pero también soy partidaria de que cada uno crea lo que guste. De lo que no lo soy es de que una institución arcaica (y, en vista de lo visto, con más marrones ocultos de los que creíamos) se aproveche de ello. Me alegro de no creer en un supuesto más allá, porque estoy a salvo de las sotanas (eso sí, con el más profundo respeto a quien se limita a evangelizar por su vocación). Lo que a mí nadie me puede negar es precisamente de lo que más segura estoy: de que tras la vida hay muerte. Después... ya veremos.

7 hojas secas:

Nihilitico dijo...

Es evidente la necesidad de una creencia para el ser humano, de cualquier tipo, no tiene que ser religiosa, una persona puede vivir toda su vida basandose en un ideal político o magnificando a una persona como si de un becerro de orose tratase, o algo incluso peor, la divinificación del fútbol.
Es una pena que en el siglo XXI nos sigamos encontrando con la gran inmadurez mental que nos caracteriza a todos, preocupaciones en su mayoría vanales y mercantilización de las creencias.
Yo respeto todo tipo de creencias pero de acuerdo con lo que dice este texto no de ese modo. Cada uno que sea feliz con lo que cree pero ¡alejémonos del rebaño!
Gran reflexión sobre lo que lleva pasando duranter miles de años, tarde o temprano aparecerá un tío en medio de la calle montado en una Vespino y nos dira que es el próximo mesías

Rak and roll dijo...

Lo de Jesucristo con una vespino ya tiene batallas, ¿eeeh? ;)

Unknown dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Unknown dijo...

Querida Raquel, no comparto tu opinión sobre este tema, pero te felicito por el artículo y el blog, que acabo de descubrir.

Elena

El Perro dijo...

¡FABULOSA ENTRADA!
Esbozaba una sonrsia al leerla y cuanto más avanzaba más hancha se hacia la sonrisa.

Sin embargo, el ateismo se ha de coger con pinzas.
Si bien no, mucha gente dice que es "Atea" cuando realmente está en contra de las religiones organizadas.
La idea de un "Dios" (Ser superior o como quieras llamarlo) no es tan descabellada como puede parecer, todo esta tan jodidamente estructurado que es dificil pensar que ha sido casualidad.
Sin embargo, lo que si que es descabellado es el hecho de pensar en un Dios de manera Cristiana (y digo cristiana, como podria decir de cualquier otra religion, pero es la que nos viene más a mano)

Sobre la religión católica podríamos discutir de manera larga y tendida durante horas, de hecho con la Biblia, si nos la tomamos como dice (Ojo, y no todo, pues la biblia los mismos curas te dirian que esta hecha con parabolas y se ha de interpretar) al personaje de Dios, podriamos demostrar con esta en la mano que susodicho personaje NO existe.


Por eso, cada uno creera lo que quiera, y quien sea mas coherente, ira variando sus teorias, pues yo, no se en lo que creo, pero se en lo que no creo.

Eso si, la figura de Dios, cuando alguien está en la últimas gran parte de la gente recurre a el. ¿Por que? Pues por si acaso.

Lo que siempre causa y ha causado la duda es el ¿Y si...?

Hay muchos temas y muchos argumentos para discutir.

Ya para acabar quiero decirte dos cosas.

1- Si no has visto la pelicula "Dogma" (Kevins Smith) mirala, está en tono de humor, pero se ha de ver con ojos críticos para sacarle el zumo.

2- De todo con lo que has escrito me quedo con "El ser humano ha nacido para morir."
Me ha encantado. De hecho habia pensado hacer una entrada con esa frase como base, sin embargo, aun no lo haré. Es tuya y es genial.
A ti te lee mas gente y es un tema con mucho partido.


Un saludo.
Nos olemos.

Rak and roll dijo...

¡Muchas gracias! Por supuesto que he visto "Dogma", es una película genial por lo que tú dices, sirve para echarse unas risas, pero sí que tiene miga, sí. Y qué más decir... que por supuesto respeto a quien es creyente tanto por su cuenta como siguiendo a una institución. Que la institución en ocasiones haga lo que le da la gana aprovechándose de esa fe me parece vergonzoso, lo que no significa que no siempre es así, gracias a ¿...?
Y vamos, que si quieres usar esa frase ya estás tardando, que no es mía y como todos sabemos tiene más años que la tos ferina.

Y lo dicho, ¡nos leemos/olemos!

j. aguilera dijo...

jeje, jesucristo es proppiano

Publicar un comentario