jueves, 21 de octubre de 2010
Prado
de la Magdalena.
12:43
del 17 de septiembre
de 2010.
Hay bullicio.
Hay gente
que entra.
Que sale.
Que conversa.
El inicio
de un nuevo
todo.


Luz
entre grisácea
y blanquecina
llueve a raudales
del cielo plomizo.
Y yo sueño
con un azul.
De pie, contemplo
a las personas,
el firmamento
y la nada inmensa
que late
inquieta
tras ÉL.

En las macetas
crecen cigarros.
Esperan los filtros
a ser recogidos
por manos
forradas en guantes.

Sobre la tierra estéril
flota un humo
gris azulado
y se retuercen como gusanos
papeles sucios y negros
con olor a tabaco
y a tiempo.

No, no hay flores
en las macetas.
Quizá no sea lugar
para ellas
un mundo sin colores.
Quizá crezcan,
sin que nadie lo sepa,
en los corazones
de esta gente
que entra,
que sale,
que conversa.


Humean las macetas
a las 12.43
del 17 de septiembre
de 2010.
Un día cualquiera,
a una hora cualquiera
todo puede cambiar.
O permanecer igual.
Sólo es cuestión
de elegir opciones.
Y en un lugar
y un momento cualquiera,
hay millones.
¿Por qué no...?